La muerte llega con puntualidad inglesa
cada mañana cuando desayuno,
pongo la tele y veo
cómo mi sincero convidado me vomita encima
muertos adobados con metralla ...
entonces ejerzo mi legitimidad a cambiar de canal
y constato ya sin apetito
que la carta y el servicio vienen a ser idénticos,
menú con cadáveres,
y es que el estómago
del mundo continúa sin ser vegetariano
y no sabe nada de arte culinario.
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