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viernes, 20 de marzo de 2015

¡Bendita seas tú entre todas las mujeres!

Y quizá te susurre cuando ya no aparezcan más mis musas;
Y tal vez me dedique a permanecer
en otros lugares;
Tengo tanto vigor como
para abrirme ante ti,
que ya me he convertido en poeta ante tus ojos
y taciturno ante un recio compromiso.
Deséame ventura, porque probablemente,
hoy ya no hallemos la duda.
Sigo echando de menos la latitud entre tus piernas y mi boca,
y amanece tan prematuramente.
Sigamos endulzando la vida con sales de mar deleitoso
¡Bendita seas tú entre todas las mujeres! Y tu imagen, y tu quimera...

En mi realidad, residencia de arcaicos libros y sueños.
Mereces no ser olvidada.
Honesta e imprescindible está siendo esta evocación.
Vuélvete tan loca como el abajo firmante y haz licuar los días con el más
llameante de los fuegos.
Conseguiré arrancarte el juicio
seguiré tejiendo tus manos entre mi pecho;
Doraré mi aliento con el hálito de tu boca;
Inhalaré hasta la última de tus palabras y
Seguiremos, en medio de está multitud, entendiendo que
más vale seguir amándonos aunque tan sólo sea en sueños. 


Canet

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