Pregunto por la sonrisa postiza
aquella,
la del florecimiento,
con la que uno debe ser más feliz.
Seguiré buscándola
cuando acaben las lluvias en
las tardes grises de la prisión del
quebranto.
Renunciar a ser como ellos
no es dimitir a estar vivo.
Tan solo me cuesta encontrarle sentido
a las cosas.
No sé
qué pinta una antiestética argentina
con rostro roedor
pretendiendo ser bonita –sin éxito-
caminando como una yegua desbocada
en medio de un silencio armonioso.
No lo entiendo.
Preguntaré por la sonrisa para cuando
pase la hoja del calendario,
tal vez no la haya perdido
aunque ahora no la encuentro.
Canet
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