Danzando

Con un ademan de sus brazos, 
acompañando la cadencia mitigada que sus pies compensan, 
mi cuerpo la escolta, se desplaza tras su imagen 
y ambos esbozamos delirios sobre el escenario vacío, 
como peonzas volteando tras la convulsión de una cuerda.
Rodeo su talle, repliega el arrumaco.
Proyecta nuevos movimientos,
Nuestros dedos calculan los siguientes alargando el ritmo.
Volteretas sobre el suelo.
Miradas que buscan en su destello inmovilidad y contención,
mientras la pieza musical diluye en sombras nuestra danza.
Y la orquesta emprende la conclusión.
Violines que tiemblan.

Sus dedos sueltan los míos.

Canet