Powered By Blogger

miércoles, 25 de marzo de 2015

Sin título 37



Estabas tan abstraída con la lectura de Saramago que no te percataste que estaba lloviendo. 
Fue un relámpago el que consiguió levantar tu atenta mirada del libro. 
Al ver el fulgor en el cielo que había iluminado parte del salón, cerraste el libro, 
colocaste el marca páginas que tiempo atrás te regalé, te atusaste el cabello con las manos y con una sonrisa, desapareciste del salón.

Te quedaste inmóvil unos segundos en el porche, junto a las bicicletas y las macetas de la vecina. 
-La cólera del Universo o la irritación de su Dios-, musitaste al ver cómo las nubes cada vez derramaban más y más agua. 
Fue entonces cuando te descalzaste,
 te quitaste la chaqueta de lana y las gafas púrpuras. 
Estabas preparada. 
Diste dos pasos, abriste la boca 
y dejaste que la lluvia te disfrutara como solo yo sé hacerlo. 

      Canet

No hay comentarios:

Publicar un comentario