No lleguè a tiempo,
se quedaron mis piernas pendiendo en la ventana,
la mirada balanceando en un columpio y el firmamento pegado al cabello.
un pájaro cruzó el confín malva de los párpados
y una hoja huérfana de otoño se posó en las rodillas.
Todavía continúo observando zapatos,
mordiendo polvo y olvidando tristezas,
y me recreo en esos instantes de caricias en la cocina,
de pinceles
y versos,
ya que esta labor tiene que ver con esa neurótica rareza
de desplomarse en los cuadernos y dejar testimonio de la brisa.
Aunque,
es una empresa que diseña mapas recónditos,
en algún muelle aun te ofrecen
un cuenco de alegrías calientes
y colocan en tu hombro alguna mariposa.
Canet
No hay comentarios:
Publicar un comentario