viernes, 27 de marzo de 2015
De pronto
Y sin esperarlo,
de pronto,
como un rayo que te fragmenta en dos mitades,
sientes la inevitable necesidad de solidificar el tiempo,
nutriéndote de momentos en los que no caben el pasado o el leve temblor.
Sientes como te golpea la ausencia entre las ventanas manchadas de invierno,
la completa soledad entre cuatro paredes de un rascacielos
y la lluvia en forma de anhelo en el sexo.
Y sin esperarlo,
de pronto,
el sofoco está culminando
y es en ese momento cuando debes meterlo todo en ese destartalado
y caótico cajón que es tu alma.
Canet
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