Tónico y flemático reposo sobre el sofá .
Sade, Turguéniev y un tal Baudelaire en la mesa.
Son tantos los recuerdos que acuden a mi mente: mi cruel infancia, las calles arcaicas de Usera…
¡Se mojan con la turbia agua del Manzanares!, y miro con diferentes impresiones, también con algo de agitación; a lontananza.
Estoy escoltado pero, ¿quién demonios sois?
Os presiento misteriosamente cordiales, hombres y mujeres. Pero no sé, no estoy seguro de entenderos, decidme…
Me gustaría daros la mano, acomodémonos frente a esta fantástica imagen, la delimitación de la vida que es verdemar y añil, extraordinarios accidentes geográficos y percepciones poéticas.
Canet
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