Escribo tu piel,
sin vacilar la escribo,
con fe la acaricio
y redobla una armonía que conocemos
y con la paz del invierno parto para posarme en tu vientre.
Te observo,
y al mirarte es tolerable este dolor de intento de poeta.
Te ofrezco este instante.
Tan solo somos una conclusión que confirma su esencia.
Canet
No hay comentarios:
Publicar un comentario