I.
Lo cruel es despertar
con la tristeza alojada en las zapatillas,
dejar caer el café con leche sobre la alfombra
y esperar que las larvas se pongan a trabajar.
Hay una blasfemia cuando llega la primavera
-parecida a la navidad-
que logra transformar a los humanos en diminutos pigmeos queriendo
saltar una frontera demasiado elevada.
Aseguran que tropezar no entraba en sus planes.
El porvenir,
permanece acostado en una cuesta de incertidumbres y mierdas.
Restauro el día cuando el sol impostor guarda silencio.
Jadeo
siendo hombre en el dolor
y en la saturación de mi propio aislamiento.
-
II.
El perfume a lo tenue
moléculas de fraudes imperceptibles y
las tinieblas que aparecen desde la soledad de una oficina
que rezuma inseguridad,
es la adversidad y la tristeza
de reconocer que la vida
pronuncia trastornada
la resonancia de las huesos hincados en la opacidad de nuestro caminar.
Me niego a que me arrastre la primavera,
necesito distanciarme de este océano que me lanza hacia la orilla de los sociales,
semiesfera asfixiada entre elementos de aire
y la siniestra muerte de las verdades.
Ya no quedan caminos
cuando la conceptualización del lenguaje
nos enmudece.
Canet
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