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lunes, 23 de marzo de 2015

Caminando


Caminar por Madriz sin crear nada, 
en la desorientación de una tarde sin sentido, 
es una actividad como cualquier otra, 
y que nos ayuda 
a no comprender a la ciudad, a no comprender 
este vagar, a no comprender 
a la humanidad. 

El sol se esconde. Por las sucias 
lluvias de la tarde, cada cual 
zozobra a solas. La demencia 
tiene un mandamiento, un compás y un lenguaje. 

Nada son las imágenes, las poesías, 
la mundología y las esperanzas 
en la desorientación de esta navegación. 
La tarde no me lleva a puerto alguno, 
en ningún muelle fondea la suerte 
que he olvidado dónde la abandonamos. 
Quizá 
en la desorientación de otra tarde sin sentido. 

Pero ¿quién declaró que las tardes a la deriva 
deben ser algo bello? Que yo sepa, nadie me lo dijo. 
¿Quién declaró que sonará 
la melodía por la que el mundo se mueve? 
¿Quién demonios dijo 
que esa armonía exista y que sus acordes 
dulcifiquen el dolor? 

Muchas cosas suceden en la tarde. 
No entendemos nada, 
pero del mismo modo transcurre. 
En este Madriz y en nosotros, 
en nuestras entrañas y en el mundo 
con su bella armonía, 
en los amores, en la infancia y en sus miedos 
en la soledad, en el dolor y en la delicadeza, 
se extravían calle abajo, desorientados, 
camino a una noche sin sentido.

Canet 

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