Aquel Quijote de melancolía figurada
deambula triste por la selva asfaltada,
reconoce que este mundo le queda grande
como sus pantalones armani, y aunque humedece
cada día la aridez de sus creencias
con ungüentos antiedad y exfoliantes
argumentos, intuye que los gigantes no conseguirán
ser molinos salvo en la caja tonta,
que su Dulcinea no existe si no es en el facebook,
que su único delito es haber permanecido
en este mundo, pero el móvil del crimen tiene
tal capacidad de memoria que no le cabe en el bolsillo,
al Quijote de la melancolía figurada.
Canet
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