Te sale espontáneamente,
pones las manos
abiertas
en torno a la taza
como si tocaras
un cuadrúpedo doliente
como si inmovilizaras
un cuadrúpedo ardiente.
Me gusta verte,
discurro en todos
los esbozos imprecisos
que se me han escapado
con el paso del tiempo.
Así permanezco
a solas entre tus sueños
tangibles y esféricos.
Ya casi no me acuerdo
de aquellos momentos:
la geometría precisa de la noche
la adolescencia con
su bulimia de ideas
desmenuzando
en la brecha de la frente
aquello que quise decir.
Hasta hoy
que respiro
que pienso y existo,
que fumo más
y observo desde aquí
desde la ventana
los animales de siempre
y la perfección vibrante
de tu semblante.
La filosofía
del café,
presidiaria
entre tus manos.
Canet
No hay comentarios:
Publicar un comentario