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martes, 10 de marzo de 2015

Sin título 5


Me levanto temprano, 
me pongo la chaqueta de andar por casa
y soy Kundera festejando la insoportable
levedad del ser. Camino con ceremonioso
paso hacia el baño, me cepillo los dientes, me miro
al espejo y regreso
a conmemorar mi vida.
Reflexiono en los diversos medios
con los que instintivamente
he contado para continuar en la senda,
en la perfecta capacidad
de resistencia,
ni conflictos bélicos, 
ni un dolor de muelas,
ni accidentes ferroviarios,
ni las ansiedades existenciales,
nada puede conmigo,
soy de un género infinito,
mucho más que una cucaracha vigoréxica.
Me unto el rostro
con espuma de afeitar,
diseño una gran barba blanquecina
como la de Papa Noel,
presto a festejar el prodigio de la existencia.
El fenómeno de ser.
El ser que asesina para subsistir,
el ser que quebranta, que arrasa,
que envilece, que agrede,
que dinamita, que intoxica.
El ser que ama,
que disimula su corazón
entre las vicisitudes de una cuchilla de afeitar. 

Canet

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