Miércoles, marzo, viento y sol.
La calle exhala primaveras y propósitos, los escaparates se dulcifican con entonaciones pastel,
y flores con distintas figuras nos estimulan a que continuemos buscando ese paraíso del que,
débiles y humanos infractores, fuimos desalojados por un casero violento.
Pero yo exhalo ayes (románticos y dolientes), no me fijo en los escaparates porque no llevo ni un céntimo conmigo,
y creo que si me acercó a una jardinera colmada de flores es probable que me pique algún insecto o este año sufra con algún tipo de alergia.
¡Ay de mí!
Esta mañana sufrí un ataque de valentía y me encaré al espejo.
Estoy habituado a mis imperfecciones palpables y me autoengaño diestramente con barba de seis días y un peinado universal, pero esta mañana.
La imagen que me devuelve el espejo no es de un hombre, ¡es una maldita broma sin gusto! Además, si sonrió me hago daño.
Canet
No hay comentarios:
Publicar un comentario