Me he cansado de pretender hacer grandes propósitos para el año nuevo (y me importa una real mierda lo que digan los astrónomos)
Se acabaron esas ideas; inscribirme en un gimnasio, cuadrar mi calendario para disponer de más ocio, beber y fumar menos, leer alguna vez un best seller, suprimir las siestas. Finiquito la idea de marcarme objetivos en el trabajo que me motiven.¡¡Y un cuerno!!! Ya lo intenté hace tiempo y no pienso tropezar con la misma piedra.
Me resigno con lo que hay, sí. Me conformo con dejarme arrastrar simplemente, fluyendo, sin reflexionar en cómo enfrentarme a los próximos meses. Eludiré pensar en que sube el aceite, la luz, los libros, la vida.
Y en que continuarán estrujándonos a los de siempre para amparar a los mismos y su posición de mamones.
Bajaré los párpados y me levantaré cada mañana, como un buen ciudadano, suspiraré cuando suba al autobús encerrado en mi lectura mientras examino esos pequeños detalles que pasan inadvertidos. Acataré el reglamento, sin oponerme, pagaré mis deudas, cumpliré con las normas establecidas y contemplaré cómo algunos hacen huelga, cómo oprimen los otros, mientras yo, en el centro, me sentiré como un peón desteñido que sigue la ruta de los escaques de frente, seguro e incesante, sin pensar en nada.
Y luego, con el paso de los días, iré enumerando los meses, luego las semanas, para pretender, cuestionarme y planificar las próximas vacaciones; qué ciudad nos cobijara y en qué océano nos sumergiremos.
Lo demás, verdaderamente, carece de importancia.
Canet
No hay comentarios:
Publicar un comentario