Cansado

Estoy agotado, extremadamente exhausto. Aunque no se trata de una fatiga física que pueda vencer con seis horas de sueño. 
No, mi cansancio es un desaliento que me domina inesperadamente colmándome de sopor el alma y de nubes los ojos.

Se unen a este tedio la mala ostia que intento camuflar, esta indiferencia con la que lucho y la vetusta melancolía que insiste en oprimirme.

Salgo a la calle y observo un mundo repleto de luz que da las buenas tardes, y pretendo racionalizar este bajón emocional. Seguro que se trata de la fraudulenta primavera, o que mi complicado vinculo con los humanos se hace más difícil, tal vez sea que me daña la propia delicadeza y aquellos pormenores tan aburridos como nimios y logran vaciarme, aunque es tu ausencia lo que más vacía.

Mientras tanto, seguiré sumergido en el desanimo que atavían estas líneas, el sol de abril empieza brillando y esbozando sombras.

Canet