Disculpen, me equivoqué de lugar.
Estaba buscando la apacible delicadeza de los prerrafaelitas.
No me apetecería que la sensibilidad me hiciera una jugarreta.
Ni siquiera he evocado desde hace días los acuosos paseos por el Sena.
Tampoco he bebido ni una gota de los venenos ingeniosos y demoledores de los poetas tildados como malditos.
Tan sólo quería demorarme en una piel áurea. Quizá Gauguin o tal vez Degas.
Un perfume intemporal, los afables nenúfares esparcidos por el veterano Monet sobre las estáticas aguas.
"Non, je ne suis pas un grand peintre, grand poète ".
La verdad, no sé cómo he podido llegar hasta aquí.
De veras, créeme.
No obstante, aquí me encuentro.
Y tú conmigo.
Canet
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