No sería novedoso decir que llevo una vida auténtica, que desde hace un tiempo ocupo un lugar que me corresponde,
en el que me muevo con la tranquilidad singular de la gente que se detiene a mirar un escaparate rebosante de libros y rapsodas muertos, pintores muertos, directores muertos,
con esa mirada atónita con la que vemos un cuaderno tan vacío como el presente, es decir,
esa tranquilidad con la que también mis ojos miran hacia arriba cuando llego a la negra torre donde me veo a mi mismo lanzándome,
o vociferando en silencio al insensato que se lanza desde la alturas, pero no temas, yo te describo todo esto como desde fuera de mí,
como se narran las cosas ahora que tengo las manos frías, y que no estás, que no te veo y que nadie me oye.
Canet
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