En situación de dificultad
me abrigo con el pésimo optimismo del náufrago,
resisto agarrado a mi naturaleza,
flotando entre números rojos
y deudas que conocen
el estrangulamiento persistente del tiempo.
Y en mis costados germinan las incertidumbres,
esas incertidumbres que carecen de todo sabor,
pero da igual,
porque las exhibo en el escaparate de la pasión,
ahí perduran,
en la zona de ofertas,
lleve Tres y pague Dos,
sin caducidad, solamente con cobardía
.
Salgo a la calle con una L de aprendiz,
con temor
a sufrir las catástrofes que nos concede la vida,
y aún así continúo,
me convierto en pájaro,
porque el pavimento de Madriz huele a averno
y el edén queda muy retirado,
porque la muerte no entiende de anuncios de felicidad,
y su baile no es precisamente de aficionados.
Braceamos, subsistimos, cada vez menos humanos,
cada vez más muertos,
pereciendo en un océano de incertidumbres.
Y no atisbamos tierra firme en el horizonte.
Canet
me abrigo con el pésimo optimismo del náufrago,
resisto agarrado a mi naturaleza,
flotando entre números rojos
y deudas que conocen
el estrangulamiento persistente del tiempo.
Y en mis costados germinan las incertidumbres,
esas incertidumbres que carecen de todo sabor,
pero da igual,
porque las exhibo en el escaparate de la pasión,
ahí perduran,
en la zona de ofertas,
lleve Tres y pague Dos,
sin caducidad, solamente con cobardía
.
Salgo a la calle con una L de aprendiz,
con temor
a sufrir las catástrofes que nos concede la vida,
y aún así continúo,
me convierto en pájaro,
porque el pavimento de Madriz huele a averno
y el edén queda muy retirado,
porque la muerte no entiende de anuncios de felicidad,
y su baile no es precisamente de aficionados.
Braceamos, subsistimos, cada vez menos humanos,
cada vez más muertos,
pereciendo en un océano de incertidumbres.
Y no atisbamos tierra firme en el horizonte.
Canet
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