No son ciertos los finales de cuento,
las sonrisas,
el martillo de Thor.
No son ciertos los adioses.
No es cierto lo obvio, lo sutil,
ni lo esencial.
No son ciertos los breves instantes
de popularidad,
lo etéreo, la generosidad
de tus labios.
No es cierto el anonimato ni Madriz.
No es cierto que pueda prohibir lo prohibido,
no antes de reunir el aliento y
el cielo con los que continuar
volando.
Canet
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