Ya van trece años
que trabajo para un señor que llaman jefe.
Hace trece años que me paga cada mes
y aun no sé cómo es.
No he visto al jefe en trece años
pero cada día que me miro al espejo
ya voy conociendo poco a poco
cómo es el aspecto del jefe.
Ya van trece años
que salgo de casa y me pongo a temblar
y luego llego a la oficina y el jefe
me enciende varias luces artificiales
y toda la jornada escribo cliente
y descripción y socios y me consumo lentamente
y después salgo a la calle y ha anochecido
y regreso a casa y ella no ha vuelto.
Cuando me encuentre a mi jefe le diré
lo que son clientes y socios
y le preguntaré
por qué me enciende cada día las luces de mentira.
Cuando esté delante de mi jefe,
observaré su rostro,
miraré fijamente sus facciones
hasta eliminarlas de él
y de un servidor.
Canet
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