Las manos me tiritan
y se me acumulan
los verbos.
Regresa
de nuevo
esa mirada.
El trágico pestañeo
atrapado
en el baile
de la cafetera
argentada.
Cada mañana
nuevamente sus manos
de alfarera.
Regresas a mí
como los raíles
de un tren
cargado de palabras
por escribir.
El sueño
es
pensar en ti,
en tus manos
de raíl.
Canet
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