En este momento sé que el calvario es solo la imagen del calvario,
un espacio irreducible al habla,
no es más que percibir
cómo se transforma el pensamiento en uno mismo.
En este momento sé que el traumatismo provocado por tu ausencia
se cura reuniéndose con el silencio,
más allá del lenguaje con el que nos descubrimos
y en el que creemos reconocernos ante el mundo.
En este momento sé que el dolor no tiene imagen,
ni nombre, ni documentación,
no es de nadie, ni ajeno ni personal,
es de todo el mundo.
También sé que existe una tierra más allá de esta tierra,
un hogar dentro de este hogar,
unos párrafos secretos entre las líneas escritas de estás líneas,
una tarde errante entre la mañana y la noche.
En este momento sé que todo es una quimera,
que mi amor es una edificación de tu amor
y que ahora se deleita entre libros,
sobre los estantes de madera de este estancia aderezada de cuadros,
entre el cielo y el infierno,
entre el olvido y la pasión,
entre el líquido amniótico y la brisa,
sobre el memoria histórica de todos los muertos.
En este momento sé que solo soy un personaje de cuento
cuyas entrañas alguien está desfigurando en la lectura de este escrito:
soy un mal verso,
membrana textual,
carne transformada en líneas que fluyen como el curso de la vida.
Alguien me lee y sé que nunca escribiré lo que los ojos del gorrión
proyectaron con su mirada sobre el asfalto.
En este momento sé algo… y alguna cosa más.
Canet
No hay comentarios:
Publicar un comentario