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viernes, 8 de mayo de 2015

Sin título 55


Escribir lo que ocurre en un momento
sin que éste se congele. 
Reconocer que las flores no se secan
y que la afilada lluvia no dimite,
que el astro rey será ocaso 
y la luna aurora.

Porque de sobra sé, 
que entre tus manos atesoras las palabras
que detallan mi cuerpo.
Y en tu boca, 
reside la humedad de la mía.
Y en tu lengua, 
guardas el lamer de mi aroma.

Sé, 
que el abandono de recuerdos no es tu primer propósito.
Como sé, que aun habiendo fuertes tormentas
seguirás a mi lado… 
aun encontrándome muerto.

En la noche, 
cuando el fulgor y las tinieblas
pelean, 
yo, 
yazco en camposanto
y sueño contigo
aun encontrándome muerto. 

Es una narcosis grisácea, 
mustia
rebosante de nieblas y zarzas.
Pavesa en mis labios,
pupilas áridas,
mutismo en mi piel,
carne deshecha,
fermentado,
cenizas, difunto. 
El sueño deshabitado
y escribir…
escribir hasta vivir.

Canet

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