Echo de menos ser ingenuo.
Sólo siendo ingenuo
el planeta que piso sería insólito:
el doliente sol iluminaría las miradas
y el miedo de los hombres se desvanecería,
pues la inocencia no observa y nunca interpreta.
Sin embargo presta atención
a los versos apasionados de cualquier invierno.
Echo de menos ser ingenuo.
No sabría de banderas ni de fronteras,
de si los recorridos
delinearían mapas interminables
o si todos los aviones
acabarían siendo trenes nostálgicos.
Cuando se es inocente,
las aves oscuras acarician
todas las estrellas nocturnas.
Canet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario