Un silencio avinagrado,
esquivo en esencia
e impulsivo en espacios desanima la tarde.
La tarde que se despista,
que se esfuma entre las enflaquecidas manos del tiempo.
Una incongruencia de silencio ,
de lejana mirada,
aprisionando intervalos,
lapsos e instantes.
Y al tiempo sólo se lamentan los tañidos silenciosos.
Campanas declarantes de la urgencia por llegar...
a ningún lugar.
Canet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario