Torres altas con agua y frío azul en el tejado,
un firmamento grisáceo con trazas amoratadas
colmado de estrellas ocultándose,
y un mediados de noviembre
y la luna chepuda del atardecer,
palomas siguiendo un rastro de heces,
árboles tiritando con ramas detenidas en el aire.
Y yo aquí,
sentado con la enfurecida
sombra de mis manos sobre el teclado.
Luces que titilan a lo lejos,
gorriones que empiezan a huir,
un nuevo anuncio de felicidad en la marquesina del autobús,
-Redios,
¿por qué diantres me regalas todo este espectáculo? -
Canet
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