(Apuntes desde la cuadragésimo séptima planta, 10)
Tan sólo el amor,
y verse vivir en un mundo triste y melancólico en los párpados.
Despertar cuando la ciudad duerme y descorrer la cortina
para que la noche cale.
Acudir a las estanterías, desempolvar la tristeza.
Vacilar entre un checo o un ruso.
Mirar las estrellas tiritar a través de la ventana empañada,
suspirar aliviado mientras contemplo la vida sin salir a la calle.
Cientos de cuervos golpean la ventana,
con tierra acumulada en sus alas
y ciudades aprisionadas en sus garras.
Ellos hoy no dormirán,
muchos cristales ardiendo
les aguardan.
Y aunque el invierno congele el pavimento
y la ciudad sea una vieja estampa en blanco y negro
aún quedarán versos que plasmar,
y alguna que otra
noche sin dormir.
Canet
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