Aunque las hojas tiriten en los ramajes habituales.
La suciedad humana cubra el pavimento con el mismo burbujeo gris.
Y los hombres observen a las niñas con la misma petulancia de todos los años.
No me harto jamás,
por usual que sea la escena.
O cuando logro escuchar nuevos gorjeos.
Aunque todo haya sucedido antes, no siento tristeza:
Disfruto del otoño,
como si jamás hubiese existido.
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