En el lugar donde siempre nos descubrimos
te presentas sin haber llegado de ninguna parte,
vestida con una prenda gris cielo.
Atas tus brazos-cuerda a mi cuello
y mi camiseta y tu prenda se envuelven en nuestro abrazo,
primero,
y más tarde continúan enlazadas,
como la materialización de una metáfora,
cuando resbalan y se hunden en el suelo
y son nuestras pieles las que se conmueven al frotarse.
Y después,
rompe el día y te veo dormida a mi lado
en el lugar donde el tiempo siempre nos descubre.
Canet
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