-No me vengas con tus océanos de temores inesperados.
Ni con tu vacilación escondiendo cobardía.
No me vengas con interrogaciones
que no desean soluciones.
Ni con la argumentación de extremidades
agotadas de tanto remar.
No vengas con movimientos sosegados
que alardean seguridad,
ni con certezas que bien podrían ser trapecistas en paro.
No, no me vengas con tu pose circunspecta
determinando qué es justo y que no.
No me vengas con filosofías argentinas
de esas asequibles,
cuando bien vendría un silencio rotundo,
y no me vengas con que te joden mis protestas
porque a mí,
me consume la ineptitud de tus acciones.-
Entonces dije: "-Creo que ni yo lo podría haber dicho mejor"-
Y llené otra copa de vino...
Canet
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