Es espantoso no saber qué camino tomar.
Llevas la ciudad como una chaqueta.
Algunas cosas son compañeras, otras
dejaron de hablarte hace tiempo.
Los amores de siempre aguardan en las esquinas;
frente a los escaparates
el reflejo de las mujeres se deteriora.
Brota la soledad.
Rechazas diversas invitaciones,
no devuelves las llamadas y has negado ayuda
a aquellos que te necesitaban.
A solas en un desierto creado por ti
has arrojado señales, deseos.
Qué estéril saber que adonde quieres llegar
se encuentra allá en alguna parte.
Los autobuses no pasan por allí.
No hay estación de tren.
No quedan taxis en la ciudad y la bicicleta
está rota.
Canet
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