¿Y cómo fue tu infancia?
-me preguntan.
No existió la infancia,
sólo oscuras aves
y seres ávidos de carne,
largos domingos amarillentos,
compañeros con cuerpo de hojalata.
No hubo tal infancia,
tan sólo una larga demora.
Las hojas de los árboles
relucían de noche, como las navajas,
las tormentas mojaban el gaznate
de los sedientos.
Canet
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