Con cuarenta
he encontrado el amor, la poesía y las heridas.
La vida es más auténtica,
no he dicho más tranquila, solo más auténtica.
Miro por la ventana y escribo,
pienso en Silvia y en los niños,
también en la sinrazón de cada día
y siento que me duele y me hiere.
Todo esto me fuerza a concebir color y luz,
a quitarme la ropa negra como quien se quita
los calcetines
para a caminar descalzo por la noche,
para llorar en secreto.
Ahora observo a un hombre común,
pienso que la vida se mantiene
y que toda herida tiene audiencia,
aunque sea el amor, la poesía o las lágrimas.
Canet
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