Este miércoles sabe a homicidio.
La mañana se ha extraviado en un atajo.
El canto de la brisa suena a perro malherido
y daña como garras en la costra,
me acuchilla en la carne algún lamento
¡si por lo menos enmudeciera la brisa!
Este miércoles huele a nigromancia.
En mi trastero mental reside un diablo
con síndrome rastrero de cortesía
que se nutre de plegarias y cianuro.
De puntillas recorro por la vida
mascando pedazos de cielo,
mientras tanto este apetito que me pide crear
se alimenta de amor.
Canet.
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